¡Enhorabuena, hombre que aguantas!
Muchos no tiran lo que tú sí,
muchos caerían antes que vos.
Eso que llevas sobre los hombros,
esa es mi sangre y bendición.
Aguantas mucho, hombre que matas.
Aguantas tanto que muero yo.
Bendita sea tu madre santa.
Bendito sea tu padre augusto.
Que los alcance mi bendición.
Mira la arena, brilla mi sangre.
Se rompe el polvo en las burbujas de mis ollares.
Dios te regale todos los años que aquí me quitas.
Dios te perdone cuando te incas
y dices voces a tu Señor.
Mira las majas, como se ríen.
Que nunca la pena alcance su rostro altivo,
que nunca quiebren contra su espalda
las espadillas que me coronan.
Que nunca sepan lo que es Dolor.
El sol te alumbre el entendimiento,
para que veas, hombre que matas.
Para que sepas que no era así.
No me ha parido mi madre santa,
para que así me muriera yo.
Ya me negaron los pastizales.
Ya me negaste tú la vejez.
Dios te perdone, para eso existe.
Que Dios te encuentre lo que yo no.
jueves, 14 de agosto de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es un día de frío. Lo sé porque es el viento y el cariño del gato las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día del oto...
-
Yo he tenido el amor entre los brazos, pero no era el amor; y he roído sus mieles una a una, pero las encontré vacías. Y una noche, que ...
-
Demos gracias al poeta porque hace poemas, al panadero por que inaugura panes, al albañil que ha levantado huecos de una casa, al pescado...
-
Fue el centauro a la roca para mirar el agua como un arbusto más sobre la tierra; el pálido reflejo no lo miró a los ojos. Una pequeña ag...
No hay comentarios:
Publicar un comentario