miércoles, 7 de diciembre de 2022

Bajo el techo de lata de la agencia de lotería 
suelen florecer las margaritas, agobiadas. 
Florecen y mueren sin que las riegue nadie, 
nadie más que la lluvia.

Las losas destrozadas, el barro, la avenida 
ignoran al mendigo que cada tarde espera 
junto a las margaritas su destino aburrido. 
A veces tiene pan, a veces 
deja la ropa sucia sobre el cantero pardo, 
y se irá por las calles 
buscando la botella de líquido dudoso 
que es su única compañía. 

Las margaritas lucen sus flores blanquecinas, 
aprovechando el sol de falsa primavera.
El mendigo hoy no está, 
se habrá ido con la siesta 
para rondar sereno frente a puertas ajenas. 
Quizá vuelva con pan y una botella nueva, 
como un árbol, sucio 
de todas las miserias. 

El verano es un largo camino entre las calles. 
Estos días incluso uno se siente un poco abandonado; 
y para solucionarlo escribo estas frases, 
improviso un poema, 
regalo un billete a un joven en la plaza. 

Se espera que esas cosas, 
mínimas pero tercas,
disipen el agobio 
de estar y darse cuenta.


jueves, 1 de diciembre de 2022

Sobreviviste, las piedras están húmedas 
y el sol ha sido suave. 
Es como si el mundo se quedara esperando 
a que ya estés comleta, que te atrevas 
y encuentres el humbral por vos misma. 

Luego tendrás tus hojas 
completas y hambrientas 
sobre todas las cosas. 
Sobreviviste y puede 
el futuro asomarse 
a prometernos cosas. 


 A veces me sucede que no duermo
y junto a la penumbra de la noche
dedico mis instantes a envejecer lijero, 
tenáz junto a los tumbos de la Luna, 

la soledad de cada nube 
y lo completo de cada árbol a oscuras. 

Y si no hay luna, espero 
entre las cosas que no mueren 
enrollado en mi resto. Soy igual 
que la mesa y las sillas, que el jarrón 
con su frío manojo de hojas muertas. 


sábado, 15 de octubre de 2022

Robé muchas plantas 
de jardines ajenos 
rescaté cada hoja 
cultivé cada rama 
como una hormiga negra 
de esas que regresan con hambre 
y con una verdura 
cortada entre las sombras. 

Después tierra
cuidado 
que la raíz prometa 
su lenta sed y brote 
entre los ramilletes una plantita 
nueva, entre todas las cosas 
original y muda. 

A veces no sucede 
porque ha sido la lluvia 
el calor 
los eneros 
las espinas del frío 
y el mal hado del viento
que ese brote se agosta 
se retuerce y se quiebra 
y entra al sueño. 

Habrá que reintentar 
el caprichoso orégano 
y el zapallo ambicioso 
que no quisieron dueño. 
Es que hay tan poca tierra 
para su desmesura 
y es tan cruel el sino 
de mínima maceta. 

Yo sueño con un largo jardín de tierra negra 
bordeado de zapallos, 
las cigarras renuevan, 
en la sombra, su llanto.


miércoles, 10 de agosto de 2022

Al pie del edificio alguien ha olvidado 
un fresno chiquitito y dormido.

Está dormido, el frío 
le acaricia las ramas 
que son apenas palitos 
promesas de otro año. 

Quiero llevarlo al campo, 
donde las cosas verdes 
perduran todavía, 
y dejarlo en la tierra. 
Que septiembre despierte 
su infantil desamparo 
con un millón de hojas 
y un puñado de barro. 

Que no tenga una herida, 
lisa piel, verde ramo. 
Que los pájaros amen 
dormir en su verano. 

Y después, cada cosa suceda 
inexorable, el tiempo construido 
de sus ramas y y el viento. 
Que la muerte lo encuentre rodeado de simiente. 


viernes, 22 de julio de 2022

Que tristes los domingos con la lluvia, 
el cañaveral húmedo se agita 
ahí donde el viento revuelca 
su lomo contra el cielo. 

Que tristes porque el mundo se ha quedado dormido 
y se le notan tanto los costados heridos. 

Tristes porque nadie sabe, 
en esta ciudad, quedarse quieto 
y esperar que las cosas sucedan sin ruido. 


Es un día de frío.  Lo sé porque es el viento  y el cariño del gato  las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día  del oto...