sábado, 30 de mayo de 2020

¿A mi vas a contarme lo difícil que es
permanecer, acaso?
Yo, que he durado siglos,
hablo el idioma inútil de la melancolía
y puedo construir recuerdos con las manos.
Yo solo soy un hombre que se aburre y espera.

El mundo ha sido construido más allá de nosotros,
no existe forma alguna de alcanzarlo.
Somos solo una piedra hundida en el camino
y el polvo lentamente nos cubre en el olvido.

No somos tan eternos,
ni tan maravillosos.
Apenas unos monos que han perdido el cabello.


domingo, 24 de mayo de 2020

A veces la tristeza se acomoda y se sienta
como un gran gato blanco
sonriendo y completa,
tan segura de si
que incluso habla con voz propia
y enumera derrotas.

Ha venido, ella sola
se abrió la puerta, desempolvó una taza y una silla,
nadie quiso invitarla
así que se ha invitado
hoy que el invierno estaba
cantando por la calle.

Alguna vez, recuerdo, lo niña que fue entonces
y como se apropiaba de pequeños rincones.
Quizá ahora no tengo penumbras como aquellas,
hemos crecido tanto que la tristeza y yo conversamos,
si vino a visitarme y sabe como vivo.
Somos dos aburridas criaturas sin mañana.
Podemos dedicarnos durante media hora
a los pinchazos fútiles de una lágrima tonta.

En verdad así somos, dos gorriones helados,
dos brotes de una rama que ha quedado olvidada.
El desamparo turbio de esta tarde dormida
deja que nos sentemos a tomar te y reírnos
de lo que eramos, lo que ya no somos, y lo que no seremos.


Acaso alguna vez,
(ya no recuerdo el sitio exacto
del recuerdo),
dejé guardado el agrio sabor del desencuentro
y se mezcló entre cosas que no necesitaba.
Luego quise saber
por qué y como ha sido
pero no encontré nada,
nada más que este olvido.

Si entonces te quería,
ahora ya no te quiero;
y si entonces sabía,
ahora no te recuerdo.

Es así de total la muerte de las cosas.
No logro recobrar el color de esas horas.


jueves, 21 de mayo de 2020

Hoy empezó la lluvia;
fue la primera lluvia de este otoño
que llegó lenta con el día.
Se construyó sobre la ciudad,
apoyaba las manos en la orilla del río
más allá de los últimos barrios
salió sola caminando en las sombras.

Se la vio caminando entre los árboles,
vino sin viento y sin melancolía,
trajo solo el otoño consigo.


domingo, 17 de mayo de 2020

He descubierto, acaso, que no tengo palabras.

Yo no te conocía, no te había visto nunca.
Quizá fue el verano,
queriendo congraciarse
puso todos sus dones en una sola tarde.
Y luego ha sido esto.

Si uno se detiene y enumera las cosas
el calor y la forma, los sonidos,
los pasos y el color de las horas,
quisiera dar con leyes
y acomodar el tiempo
fugaz y traicionero
que elabora el recuerdo.

O acaso solo estábamos
un poco solitarios
y eso a veces aburre
lo suficiente.


jueves, 14 de mayo de 2020

No lo encuentro.
No se que habrá pasado,
que duende se metió dentro de mi ropero
y me robó el abrigo que yo más quería,
aquel que conocía como si fuese piel.

Y justo ahora que ha venido el otoño,
que el mundo se enrolló como un gusano,
que ahora uno se encuentra condenado
a estar con uno mismo
abrí el rincón oscuro del otoño
y no encontré el tesoro verde que había creído a salvo.

Lo habré dejado ir
como se dejan
las cosas en el borde del olvido,
se desmigó el rumor de su antigua miseria,
se quebró como un helecho seco,
quizá ya nunca vuelva.

¿Ahora cómo viajaré a lugares
y tiempos remotos?
Sin el abrigo verde,
¿cómo iré por la tierra?
¿Cómo hablaré con gentes que hace tiempo están muertas?
¿Cómo serán las noches?


miércoles, 13 de mayo de 2020

¿Dónde estás,
y qué estarás haciendo?

Esta noche los gatos no pisaron el techo,
lo se porque el silencio es todo lo que queda
en esta hora primera.

A esta hora, como siempre,
la noche anda desnuda
cantando sola y fría en las alturas.

Quizá todavía no llegues,
andando por las calles,
como una sombra más
sin tiempo a nada
pasando frente a luces y penumbras.

Pero quizá seamos
los extremos de un camino.


Es un día de frío.  Lo sé porque es el viento  y el cariño del gato  las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día  del oto...