martes, 27 de octubre de 2020

Hoy me enojé contigo 
y me quedé callado. 
Quizás si mi silencio 
crecía tanto y tanto 
que ocupara la casa 
haría crujir el techo, 
y eso te despertará 
de algún tonto letargo. 

Pero no ha sucedido. 

Los demás, que están fuera, 
no recuerdan el viento que sacude las ramas 
de este árbol en jaula. 

Así mi enojo abandonado 
creció y se marchitaba, 
abrió flores y conquistó baldíos. 
Se levantó como una garza blanca. 
Y luego se ha dormido. 
Enojarse es trabajo que cansa. 


jueves, 22 de octubre de 2020

Como la mojarrita, que en el charco recrea 
lo total y lo nimio que tiene el universo; 
como el caracol sediento, con su cántaro seco; 
como el gorrión pardo que se eriza de plumas 
y pelea rudamente contra el más crudo invierno. 
Así nomás la vida de este planeta herido 
puede estirar las manos en mitad del océano 
y aferrarse a la orilla de cada día nuevo. 


jueves, 1 de octubre de 2020

Para todos los que vengan después, 
hoy he visto el sol ensangrentado 

detrás de una cortina de humo 
que iba de un extremo a otro del horizonte. 
Hoy he visto la ciudad como un lagarto enfermo 
quedarse bajo el sol así nomás 
como si se hubiese desmayado 
y fue una piedra gigantesca 
sumida en el silencio de la fiebre. 
Doy testimonio: yo he visto 
el gato enroscado en su miseria, 
los árboles erguidos y gritando, 
las nubes desarmarse como humo, 
el humo ocupar la tarde entera, 
el monte arder completo 
en una tarde 
solo una tarde nuestra 
sucedió todo esto. 
Las tortugas murieron encerradas en el miedo, 
los yacarés se secaron al sol, 
las garzas se oscurecieron todas, 
los árboles arrojaron sus flores y lloraban, 
el silencio estaba extendido en las calles. 
Yo lo he visto desde la altura de una escalera: 
el horizonte humeaba oscurecido. 


Es un día de frío.  Lo sé porque es el viento  y el cariño del gato  las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día  del oto...