miércoles, 10 de agosto de 2022

Al pie del edificio alguien ha olvidado 
un fresno chiquitito y dormido.

Está dormido, el frío 
le acaricia las ramas 
que son apenas palitos 
promesas de otro año. 

Quiero llevarlo al campo, 
donde las cosas verdes 
perduran todavía, 
y dejarlo en la tierra. 
Que septiembre despierte 
su infantil desamparo 
con un millón de hojas 
y un puñado de barro. 

Que no tenga una herida, 
lisa piel, verde ramo. 
Que los pájaros amen 
dormir en su verano. 

Y después, cada cosa suceda 
inexorable, el tiempo construido 
de sus ramas y y el viento. 
Que la muerte lo encuentre rodeado de simiente. 


Es un día de frío.  Lo sé porque es el viento  y el cariño del gato  las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día  del oto...