A veces me sucede que no duermo
y junto a la penumbra de la noche
dedico mis instantes a envejecer lijero,
tenáz junto a los tumbos de la Luna,
y junto a la penumbra de la noche
dedico mis instantes a envejecer lijero,
tenáz junto a los tumbos de la Luna,
la soledad de cada nube
y lo completo de cada árbol a oscuras.
Y si no hay luna, espero
entre las cosas que no mueren
enrollado en mi resto. Soy igual
que la mesa y las sillas, que el jarrón
con su frío manojo de hojas muertas.
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