Acabo de gastar otra noche
inconsecuentemente y para nada.
Los gorriones se llaman, descarados,
y el sol es un amago de distancia.
Son las siete de la mañana
y en esta soledad cuadrangular
donde mi habitación se despereza
soy el espíritu total
y veo las costas lejanas como vagos reflejos.
Veo los hombres, convencidos de la sangre,
y los rostros quebrados de los antiguos dioses.
Estoy sobre la tierra quemada por la guerra
y vuelo más allá, entre los muertos,
hasta alcanzar las nubes donde se desmigan.
No me detengo en los límites del sol
y el mundo que se duerme es mi camino.
A la ciudad de luz y rascacielos llego
a contemplar los sótanos del cielo.
Estoy frente al desierto azul donde las islas
son testigos del afán y la pobreza.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es un día de frío. Lo sé porque es el viento y el cariño del gato las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día del oto...
-
“La vida, como un un péndulo, oscila constantemente entre el dolor y el hastío.” Arthur Schopenhauer "Sísifo de la luz, lo vi asce...
-
Es hermosa la lluvia. Si tenemos el techo que le de disciplina. Y es hermoso el sonido del metal y del agua, y la noche que brilla despu...
-
Yo he tenido el amor entre los brazos, pero no era el amor; y he roído sus mieles una a una, pero las encontré vacías. Y una noche, que ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario