Anoche la ciudad anocheció tan sucia
que cuando el sol la tuvo de nuevo con su luz
llamó por sobre el viento para reunir las nubes,
y por eso llovió esta mañana, después que amaneciera.
La columna del agua, azul y plata,
se irguió sobre los techos
dejando caer del cielo
lagrimas de compasión.
"Miren como dejaron que la Luna brillase,
ayer cuando la noche los sorprendió
estaba ella y Venus la seguía.
Pero no la miraron. No quisieron
su pálida figura incandescente
de pura luz en la extensión oscura."
La lluvia vino murmurando en su vientre
como un gigante oscuro de corazón helado
sin animo de andar cayó dormido
sobre la dura paz del edificio.
Solo la lluvia, saltando por las calles;
solo la lluvia, caracol con hambre
lamiendo la miseria de las plantas.
miércoles, 12 de septiembre de 2018
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