sábado, 30 de junio de 2018

Hoy me has dicho que ya no me querías.
No esperaba el dolor de mi mentira.
No encender las luces cuando venga la noche,
no abrir la puerta, no correr las cortinas,
no aprenderme tu nombre, no estar
esperando tu sombra.
Pero he cometido todos esos errores
y retrocedo brusco hacia mi penumbra.
Ya no hallo la calma que tuve con la lluvia.
Me encuentra el sol sabiendo tu desgastado nombre.

*

Esta desolación tiene tu nombre,
esta ausencia de ti tiene tu sombra,
el espacio sin voz puede traerte
y dejarte suspendido en el vano de la puerta
sin que hayas llegado. Tu camino
hace ya tanto que se alejó en el viento.

Tiene el mundo confines que te aguardan
más allá de mi amor y mi esperanza.
Más allá de mi vista, más allá en la penumbra
de este recuerdo luminoso y agrio.

*

Vete a sembrar tus manos en la noche
y a florecer tu voz en tus salones.
Vete con tu cabello amanecido
entre los grises muros de la gente
con tu amor por la luz y la alegría
que calma crece bajo la paciencia.

Criatura hecha de tierra, te levantas
con los brazos abiertos bajo el cielo
y los pies sostenidos por la piedra.
Amplio eres, como un susurro eres
que ha venido extendiéndose en el sueño
para dejar oculta en pleno campo
su florecita azul, color del tiempo.

Vete entre los hombres y sus días,
extínguete en la sombra de los años,
olvídame tu nombre con esta despedida.
Y no vuelvas a mi, ni estando muerto.
Nunca vuelvas a mi con este rostro.
Vete de mi con esta despedida.
*
Los días cuando yo no te amaba
eran igual a estos. Todo tenían
con su constelación de urdimbres tercas
que una hora y otra se conservan.

Me pertenece a mi la sed y el sueño,
como es el árbol de sus ramas dueño;
así me convertí de a poco
en la guardia, el afán, en el deseo.

Te pareces tanto a un edificio nuevo,
donde antes había árboles y claros
que da el espíritu extraño de tu columna repentina.

*

Escribo tu nombre, en este lenguaje mío,
pongo una tras otra las letras conocidas
pero se acaban pronto. Se acaban y enmudecen;
quedan como un caballo esperando en la sombra.

Y luego letras que faltan. Todas las letras
que salen en procesión gritando;
buscan, te hallan en el mundo
y te describen. Te ponen tu vestido
hallándote colores en la cara.


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