Amamos la juventud. La piel tersa,
las flores nuevas, el gañido del cachorro,
el brote siempre verde, pálido, de los arbustos,
la sed y el hambre de la raíz creciendo,
el color y el brillo de la última lluvia.
Pero existe virtud en el agobio
de la vieja existencia resquebrajada,
sola o reunida, ruidosa o muda,
la vida del objeto en la decrepitud
no agota su belleza. Puede hacerse
incomprensible y renovar su rostro.
Puede asomarse de su vejez un gesto
que quedará guardado en el olvido;
hemos de descubrirlo para tener el mundo entero.
Es viejo el mundo,
y a diario se renueva.
Lo que hoy parece muerto
mañana tendrá brotes;
aquello que naciera
se dormirá en la muerte.
lunes, 25 de junio de 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es un día de frío. Lo sé porque es el viento y el cariño del gato las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día del oto...
-
Yo soy en el amor como las nubes, pues pertenezco al amplio horizonte, y desde allí observo tus caminos. Puedo permanecer en mis alturas...
-
Llena, pues, de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche de alma para siempre oscura. Federico García Lorca ¿Por que...
-
Resido en el espacio altivo y distraído que priva a la tristeza. Abitamos un limbo de amaneceres bellos, pero vanos y tristes, como flor...
No hay comentarios:
Publicar un comentario