Hombre gris, la pulcritud de tu camisa
exhibe el amplio y calmo espíritu de tus papeles.
Palabra gris, silencio, bibliotecas de ideas y de mármoles
envejecidos, decadente reloj entre las nubes.
Que envidia a tu quietud y tus espacios
donde el viento descansa de su vuelo
y los muros alcanzan la abstracción del tiempo.
Tu tiempo es una laguna, calma y oscura
de profundidades ignoradas, tus riberas mantienen
su límite preciso y refugiado.
Tu paz son las cenizas de pasiones pequeñas.
Vendrá la muerte y te hallará dormido
en la sombra y el rumor de tus momentos
la obligará a rodearte de su esfuerzo,
a concentrar sus dedos en tus hombros,
a crecer sus raíces en tu vientre
desprendiendo tu paz de tu penumbra.
domingo, 1 de abril de 2018
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