Siempre que puedas, habla
con tu boca pálida dí las cosas que sientas
en los recodos de tu corazón
donde te quedas solo a murmurarte.
Habla en voz alta; yo te escucho.
Soy la muda penumbra de las habitaciones,
ese silencio es mi espera latiendo
como una fruta lentamente madura.
Que dulce es tu pregunta. Esconde tu inocencia
como cualquier verde brote que se asoma.
Todo el Universo te cuestionas y piensas
que en esta vida caben las respuestas.
A veces eres suave, o eres temible
sobre tus altos huesos te levantas y esgrimes.
Igual te quiero tanto. Ven a mostrarte.
Ven a hundirte frente a mí en tus silencios.
Me quedaré a mirarte, cada paso,
cada corriente exploraré de tu presencia.
Solo yo puedo verte de esta forma.
Otros vendrán, y tocarán tus brazos,
te amarán en tu día y en tu ocaso
hasta que te hayas ido. Todos idos.
Otros quizá te amen, más que yo
o aún más incondicionales. Todo es posible.
Puede que yo, aún, no te ame completamente.
¿Quién puede avizorar los días futuros?
Pero me pertenece esta mirada, esta forma de verte
tan ruda y solitaria donde a veces parecieras desnudo
(incluso de tu cuerpo)
y otras ocasiones, todas las capas de metal y de piedra te recubren.
Yo soy quien mira, y espera.
martes, 23 de enero de 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es un día de frío. Lo sé porque es el viento y el cariño del gato las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día del oto...
-
Yo he tenido el amor entre los brazos, pero no era el amor; y he roído sus mieles una a una, pero las encontré vacías. Y una noche, que ...
-
Demos gracias al poeta porque hace poemas, al panadero por que inaugura panes, al albañil que ha levantado huecos de una casa, al pescado...
-
Fue el centauro a la roca para mirar el agua como un arbusto más sobre la tierra; el pálido reflejo no lo miró a los ojos. Una pequeña ag...
No hay comentarios:
Publicar un comentario