Hablemos. Se puede hablar de cualquier cosa.
Yo escucho. Sentado en la penumbra
puedo escucharlo todo. Siempre escucho
el rasguido de los gatos en el vientre de la madre,
el universo carmesí dentro de la sandía cuando ensancha
y arrastra tras de sí la verde procesión del tallo.
El mundo es un sonido perpétuo. Yo escucho
de noche, ya en el borde del sueño, las esferas.
O un grillo que se durmió sobre sus hilos.
viernes, 21 de abril de 2017
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