Nunca nos quisimos demasiado.
Estaba dicho ya que nos separaríamos
cuando a la cuerda tensa le sería demasiado.
Eramos cómplices, niños, alguna inocencia
que nos cubrió la oreja con su sombra.
Pero ya estaba dicho que íbamos distintos
para caminos anchos donde nos faltaríamos.
Y no tardó en decirse lo que ya se sabía.
Ahora ya estamos lejos. Demasiado
tan lejos para no regresarnos.
No existe hilo que teja esta deshilvanada
senda que hemos partido.
Ningún árbol nos queda de sombra en el camino.
jueves, 10 de septiembre de 2015
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