Lo han cortado como cosa de nada.
Han matado al anciano, al que dejaba
vivir en paz y sol las lagartijas
y dar a cada quien quisiese verlo
el milagro de su bastón de hierro.
Lo saben, estoy tan rabiosamente seguro
de que saben que era innecesario
cortar lo que han cortado.
Y dejar el tronco ahí, como una burla obscena.
¿Es que no ven, imbéciles, que el agua
extrañará caer livianamente por sus hojas?
¿Acaso no saben que le han arrancado
a la tierra una extensión de vida?
¿Quien podrá disculparse ante los miles
de gorriones que han perdido sus nidos?
¿Quien tendrá la vergüenza de decirles
que era necesario arrancarles el árbol
y venderles las torres?
lunes, 8 de septiembre de 2014
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