Ven a sentarte. Escribo
tu rostro en una hoja. Digo:
"Dios huele a caramelos,
y a días de otoño tibio."
Vendrán las horas, como palomas gordas,
posándose en el espacio de esta vida
y nos hallará un extraño
todavía sentados en este día.
Será porque he escrito
las horas bendecidas
y los espacios grises que guardo para mi.
El tiempo de la espera tiene su voz ahora,
cuando cierro este libro
y te alejo de mi.
Yo, que he perdido el modo,
esperaré en la sombra,
como esperan los árboles
la lluvia por venir.
miércoles, 4 de julio de 2018
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