No quiero, estoy cansado.
Me duele cada dedo, independientemente.
Afuera ya anochece, los gorriones se duermen.
Quisiera estar en Petra, bajo el viento.
No tener que fingir que me interesa
nada que no sea el viento, la vejez de la piedra,
los montones de arena.
Los mosquitos transitan un amago de vida
y se estrellan, tan torpes, contra nuestras manos.
Quisiera no tener que mirarlos.
Retomando, quisiera estar en Petra,
por que si,
bajo el viento.
martes, 8 de octubre de 2013
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