No crece el algarrobo, no ha querido.
Se tuerce contra el viento, empecinado.
El es firme creyente de su suerte.
Y prefirió hundirse en las raíces
a soñar con las ramas.
Lo evitan los gorriones, no lo quieren.
Torcidas ramas, ásperas y solas,
no sirven para nidos,
no cubren amapolas.
Tenaz y enrarecido, corteza desmigada,
el prefiere raíces antes que ramas.
viernes, 30 de agosto de 2013
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