domingo, 16 de noviembre de 2014

Es de noche y te vas a tu casa,
la ciudad te engulle y te disuelve
en la oscuridad de sus veredas
dejándome ausente por un rato
en tu perfume abandonado
bajo la arboleda.

Es de noche, ¿verdad?
Si, es de noche.
Ya cantaron los grillos de la madrugada
y este verano que es invierno
atardece temprano.


El río Paraná tiene alma de anaconda,
se atraganta la garganta con el agua,
tira el golpe de la cola hacia el viejo Paraguay.
Guarda a Corrientes en el borde del enorme corpachón

Si lo vieran cuando cruza bajo el puente,
mueve el arco con el lomo, va quitandole orillas.

Tiene el viejo Paraná alma de víbora,
acordonada y fuerte, dormida al sol.
Encierra un alma guaraní de arco quieto y flecha tensa,
que puede desbordar en un bramido como de tigre herido.


lunes, 3 de noviembre de 2014

No dejes que tus dedos se olviden del piano.
Ese mínimo encanto que se encierra en tu puño.
Porque yo se que has sido, si no de vocación tal vez de oficio,
músico, practicante, aprendiz de sonido.
Y tus dedos delgados se quiebran cuando hablas.
Tal vez aún recuerden las teclas cuando duermen.

Pero se te olvida que vas, cuando la música,
perdiéndote en el viento y el vibrar.
Y el puño se te duerme en el olvido.


miércoles, 29 de octubre de 2014

Ignoraré a los otros, los demás,
para que sus gestos
no me arruinen tu imagen,
para que sus pasos torcidos
no me arruinen tu espalda
poderosa, elegante.

Ignoraré a los otros, los demás,
cada vez que te alejes
para que sus rostros vulgares
no me manchen tu gesto
despectivo y hermoso.


Yo podría escribirte los versos más hermosos
que nadie ha escrito y que nadie más puede.
Cuando caiga la noche y tenga tu silencio, mi silencio,
rodeando mi admirada paciencia, tu presencia
podría decirte tu belleza en palabras
y dejar de mirarte con esta expresión tonta
con la que siempre sigo tus pasos y tus gestos.
En esta noche triste podríamos hablarnos
y decirte la maravillosa conjunción de tus músculos.


miércoles, 22 de octubre de 2014

Digámoslo así: ya no me importa.
Estoy tan lejos del remordimiento y la melancolía
que todo lo pasado es barro gris
mezclado sin misterios ni cuestiones.

Tal vez aún me queda alguna miga,
debajo de la mesa o en aquellas cajas de la esquina.
Pero lo perderé tempranamente
porque, como ya dije, no me importa:
el barro se lava fácilmente de la piel.

No me mires, ignorame, es mejor.
Olvido prontamente y nunca odio
así que cuando parto estoy solo.


miércoles, 8 de octubre de 2014

Vuelvo a casa, distraído y ajeno,
con el hígado tenso
ante el vómito brilloso en las vidrieras
y a la canción que guardan las palmeras.

Vuelvo a casa en la noche
letárgico y monótono, azul
tengo las sombras de los ojos
estirándose hasta alcanzar el borde
acallado de la boca.

Camino atravesando sombras,
dibujando siluetas confundidas
entre la luz que muere y los muros
que se inclinan, dormidos en la noche.

Hay días que vuelvo a casa triste,
olvidado de todos, tan ausente.


Es un día de frío.  Lo sé porque es el viento  y el cariño del gato  las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día  del oto...