No hay más que decir. Estoy cansado
y me duele la nuca y los ojos y el agua
de la la lluvia que anoche cantaba ahí afuera.
Terminé el día, pero no era de día.
Volví a casa solo, sin ninguna moneda
que en el bolsillo fuese su ilusión de tesoro.
Volví a casa y me esperaba solo
un grillo oscuro con ambiciones dueñas
de las penumbras que cada día resurgen
en las esquinas de esta casa nuestra.
No había mas que decir, era muy tarde;
y me dormí pensando que afuera no vendría
como una lluvia la tristeza esta.
viernes, 28 de julio de 2017
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