lunes, 3 de agosto de 2015

Alfred Date es el hombre más anciano de Australia.
A sus 109 años de edad pasa los días tejiendo suéteres de lana 
para los pinguinos que nadan en aguas contaminadas con derrames de petroleo. 

Teja, viejo, teja que la garza ya levanta vuelo.
No viaja hacia el París de la ternura
sino a anidar en los techos de la China
donde los niños construyen castillitos
con bloques de petroleo colorido.

Usted no se detenga, los pinguinos 
aún marchan elegantes y ceñidos
a la muerte del frío y la locura,
tan firmes cual soldados todavía.

No se detenga, se mueren los soldados
cuando naufragan, yertos y ateridos 
a la voracidad de los océanos.

Y en los nidos distantes de los hielos,
bajo doseles teñidos de ventisca,
gruñe el Emperador de las escarchas
cuando caen sus soldados de la vida
hacia la marejada de la sangre 
que la tierra destila en sus entrañas.


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