No vengas cuando sea muy tarde.
Me pesará entonces mucho más que esta pena.
Casi preferiría que no vinieras nunca
y olvidaras mi puerta,
a que llegues tarde, en la noche y la niebla,
con los ojos cansados o las manos caídas,
con la sonrisa alegre que me abra a la pena
por que sería muy tarde
y todos los encantos estarían desgarrados.
No tarde demasiado, se consume la espera.
La noche se agiganta y quema las estrellas.
No desperdicies lunas ni caminos.
lunes, 30 de marzo de 2015
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