Lisa, gorda y discreta.
Amable hasta el hartazgo.
Temerosa y fugaz,
se parecía a la pena.
Aquella que se esconde
tras la sonrisa buena.
Lisa de la penumbra
y la mirada triste.
De la alegría rota,
de la que no se aprende
y rara si se hereda.
Hecha de cal y barro,
de pelo y grasa hecha.
La sombra no te quema,
la Luna no te falta.
Estaba hecha de loca,
de triste algarabía
que es triste y pasajera.
Lisa del Paraíso
que dura, cuando dura,
solo un instante quieto
entre las madrigueras de los años.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es un día de frío. Lo sé porque es el viento y el cariño del gato las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día del oto...
-
Yo soy en el amor como las nubes, pues pertenezco al amplio horizonte, y desde allí observo tus caminos. Puedo permanecer en mis alturas...
-
Llena, pues, de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche de alma para siempre oscura. Federico García Lorca ¿Por que...
-
Resido en el espacio altivo y distraído que priva a la tristeza. Abitamos un limbo de amaneceres bellos, pero vanos y tristes, como flor...
No hay comentarios:
Publicar un comentario