Que tristes y aburridos los domingos,
que ha sido la ciudad la que se ha ido
y uno ha quedado solo en su escondrijo.
No hay bien ni oficio que redima
de esta innoble apatía que carcome
el habito de estar, como otros días.
Un caballo, una sombra, una llave;
todo es igual y nada vale
porque es el propio tiempo el fugitivo.
Apenas son un día, pero imprevistos
se asoman como un perro en la vereda
y nos piden sueño, agua, paciencia.
martes, 14 de noviembre de 2017
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es un día de frío. Lo sé porque es el viento y el cariño del gato las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día del oto...
-
“La vida, como un un péndulo, oscila constantemente entre el dolor y el hastío.” Arthur Schopenhauer "Sísifo de la luz, lo vi asce...
-
Es hermosa la lluvia. Si tenemos el techo que le de disciplina. Y es hermoso el sonido del metal y del agua, y la noche que brilla despu...
-
Yo he tenido el amor entre los brazos, pero no era el amor; y he roído sus mieles una a una, pero las encontré vacías. Y una noche, que ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario