Tomen la mano con que el viento siembra
el pacifismo místico de los claveles,
y en el acto insomne del que deja huellas
siembren todas las tierras con futuras flores.
Ya no el ideal de la belleza muerta
como lucrecias de cabellos dorados;
una flor de clavel entre las flores
que amaneciera insospechada y nueva.
Aprenderán de nuevo los deslices
por los que avanza el vegetal que vive
junto al dormido murmullo de las piedras.
Sucede entonces que reinterpretan
el pacifismo místico de los claveles.
lunes, 26 de junio de 2017
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