El rey de las ranas quería volar,
y con hojas de mora conseguía planear.
En los altos del cielo volaba la garza
y al mirar abajo descubrió la farsa.
-¡Eh, tu! ¡Renacuajo! -gritó el ave blanca.
-¡Vuélvete a la tierra!¡Vuélvete a las aguas!
¡No es ley que pretendas lo que no te alcanza!
No dijo el batracio, en sudor y afán.
Un viento gentil lo tomó del barro
con una cabriola de buenaventura.
En la Luna vive el rey de las ranas.
Cada vez que llueve su pueblo lo canta.
miércoles, 21 de junio de 2017
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