Se corta el hilo por lo más delgado,
o se puede quemar por lo más grueso
donde aguarda paciente la certeza
de haber llegado a tiempo y sin debiendo.
Se corta el hilo y queda el brillo
de la hebra de oro que podía
surtir de maravilla la criatura,
el universo, el techo de una choza.
Allí ha quedado, en la palma inexorable,
el hilo seco de la antigua vida.
No volverá a llamar en aire oscuro,
no volverá a presentir el corazón del río.
Ya solo gas y átomo histérico
sobre la muela de la piedra vieja.
viernes, 9 de junio de 2017
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es un día de frío. Lo sé porque es el viento y el cariño del gato las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día del oto...
-
Yo soy en el amor como las nubes, pues pertenezco al amplio horizonte, y desde allí observo tus caminos. Puedo permanecer en mis alturas...
-
Llena, pues, de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche de alma para siempre oscura. Federico García Lorca ¿Por que...
-
Resido en el espacio altivo y distraído que priva a la tristeza. Abitamos un limbo de amaneceres bellos, pero vanos y tristes, como flor...
No hay comentarios:
Publicar un comentario