sábado, 28 de noviembre de 2015

Ayer, te vi nacer de nuevo
como crecen los árboles.
De repente en la tarde.
Con el sol en la espalda.
Con la sombra en las manos.
Ayer estabas como el viento.
Flotando en la ternura de la tarde.
Nunca la ciudad me había gustado tanto.


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