Temo a la oscuridad, temo al silencio.
Temo a las sombras huecas de las calaveras.
Temo al agua que escapa a nuestras manos
y al eléctrico azul de las tormentas.
Tengo miedos que crecen
como hongos antiguos en la sangre.
Heredero del hombre, soy temor
que a costa de sí mismo sobrevive.
Temo a los ojos ausentes de los gatos,
y a la frialdad crujiente de la araña.
Construyo mis temores de cosas cotidianas.
En cada esquina encuentro a la muerte.
Y soy, de cada esquina, vigilante.
miércoles, 16 de abril de 2014
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