Yo no fumo, no bebo, no he sobrevivido
a ninguna tragedia. He podido
a ninguna tragedia. He podido
hasta ahora pasar por el costado de la vida
como una rana, un perro, un brote en las espinas.
Nunca he estado en un barco, no he visto una tormenta
que sacudiera el mundo. No he tocado los dedos de la muerte.
Soy el más intrascendente de los hombres
y no he sido mujer, anciano, fugitivo, caballero,
ni he arañado las horas de una condena última.
Soy insignificante, tengo el peso del aire sobre mí.
Ayer decía que toda eternidad me pertenece
y me es igual de ajena que a un caracol
detenido en la sed sobre un tomate.
Nunca toqué el humo de las hojas
ni he mirado adentro de un honguito.
Tan solo he visto el mar un par de veces,
he cavado tumbas para gatos,
lo que sé de la vida lo aprendí con su muerte.
Y aún así puedo andar triste de una pena que invento,
como un árbol que el verano lo agobia.
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