Hoy, que empiezo a quererte,
me encontré sonriendo
de un recuerdo que, dulce,
flotaba en la ventana.
A veces me sucede:
me detengo y encuentro
que el otoño y el gato
conversan con la tarde;
afuera nada ocurre, solo la calle
es un largo camino hacia ninguna parte.
Pero es solo un instante.
La luz, antes de irse,
te dibuja en la sombra,
y tus ojos oscuros
y tu boca en silencio.
Solo, por tres minutos,
me detengo en el patio
y hasta el gato presiente
que ha llegado tu ausencia.
domingo, 21 de junio de 2020
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