Ahora que todo parece tan desordenado
uno se siento un poco hecho gusano
y bajo el rumor de la tierra elabora
un camino delgado y penumbroso.
Fuera del planeta los extraterrestres,
con las manos azules y tres ojos
construyeron una antena durante 6 generaciones
y la séptima aprendió a usarla.
No se sabe como ni cuando
la apuntaron hacia el vacío
y escucharon al fin el grito que venía
corriendo como perro lastimado
bajo el color inmóvil de la noche.
¡Qué de crujidos! De explosiones, de arrullos,
una agonía saltó y se arrastraba
sobre la arena roja,
espantados, nadie sabía como se apagaba
ese reguero mecánico.
Sobre su lado, con la boca ardiendo,
como un montón de huesos calcinados
y los azules espantados giraban.
¿Que extrañas criaturas son aquellas?
¿Dónde estaba la estrella que gritaba?
Ahora azules discuten.
La máquina yace, muerta y sin corazón
al mirarla aún grita.
miércoles, 10 de junio de 2020
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