jueves, 27 de febrero de 2020
El silencio salió desde los escondrijos originales de la tierra
empujando las hojas acumuladas sobre el suelo,
se levantó desnudo entre los árboles cansados,
hombros de niebla, la frente húmeda de una llovizna amedrentada.
En el monte conversaban los gorriones,
un estadio de plumas y flores amarillas
se le enfrentó y lo pudo. Salió gritando
lastimado y sin manos, desgarrado en jirones
como un viento que muere.
Perro amarillo, rengo de miedo,
corrió por la avenida a plena luz del día
y los gorriones gordos se reían,
a gritos
se reían.
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