domingo, 21 de abril de 2019

El gordo Valor y Mario Benedetti, 
que hoy leía a uno y escuchaba al otro.

Un hombre roba bancos y otro escribe poemas.

Aprendió los detalles del oficio, las runas
ocultas que aguardan la habilidad y la sapiencia
de la mano humana que retuerce el candor y el ronroneo
de una llave escondida en la penumbra.

En mitad de la noche levantan la cabeza y sonríen
hacia una forma que pareciera ajena,
hacia una esquina que se asoma discreta
y llaman desde más allá de los árboles
a la ansiedad que viene con la espera.

En esta hora cubierta de polvo que se agazapa
para rasgar una parte de las dudas y las voces,
buscando que se pueda desprender de los otros
una moneda brillante de tan pura.


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