Puede el silencio hacerse verde y alto,
tomar forma de árbol, elevarse
y dar paz y refugio a los gorriones.
Y luego ha de caer, porque las cosas
pueden morir, caerse lentamente
para ser el pueblo sin fin de las hormigas,
para permanecer en el murmullo de los líquenes,
o sorprenderse sin elevar su queja
de que el hombre lo convierta en guitarra
que desprende la voz de las estrellas.
De la muerte del árbol, de su ocaso
puede tomarse apenas una parte
que acaricie el nacer interminable .
Se prepara en la tierra el árbol nuevo.
domingo, 28 de octubre de 2018
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