martes, 16 de febrero de 2016

Barba de viejo, como una cortina
ya seca y recortada por la lluvia.

¿Acaso un viejo pasó de madrugada
y la morera se despertó asustada
para tirar feroz con dedos recios?
Ahora le cuelga de los anillos una barba ajena.

Barba de viejo, como una tristeza.
Ni las arañas te habitan la pena.

Pero que bella barba.
Cuando sea viejo me crecerá una barba
como una oveja.
Como pelambre gris del viento.

¿De quién será esa barba entonces?
Se le cayó a Dios, desde las nubes,
por tropezar corriendo en la tormenta.
Huele a la tierra opaca y al cemento
cuando se quiebra entre las raíces.
Tiene ese olor a soledad y tiempo.

Tal vez solo emanó de la paciencia,
creciendo en las rendijas del otoño
y en la llovizna encontró sustancia.

¿Por qué arraigó aquí, donde no crecen
nada más que los árboles severos?
Encarnación de San Simón me pareciera.


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