Ayer he visto al Diablo en la vereda
y hacía frío en Enero de repente
como si fuese otoño cuando empieza
a deprimir las nubes azuladas.
Pero él no tenía frío y no miraba.
Y no miraba nada. Hacía ya rato
que los ojos se le habían ido de la cara.
Largo tiempo le busqué el rostro
desde los hombros hasta la coronilla.
Pero la boca la tenía cerrada
y la nariz hundida y las orejas frías
y temblaba como caballo ciego en la carreta.
Bajo la lluvia fuimos abrazados,
(sus dedos me quemaron la chaqueta),
para buscar un hueco que aceptara
los cuernos del Diablo y su tristeza
de haber nacido para abandonado.
jueves, 28 de enero de 2016
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es un día de frío. Lo sé porque es el viento y el cariño del gato las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día del oto...
-
Yo he tenido el amor entre los brazos, pero no era el amor; y he roído sus mieles una a una, pero las encontré vacías. Y una noche, que ...
-
Demos gracias al poeta porque hace poemas, al panadero por que inaugura panes, al albañil que ha levantado huecos de una casa, al pescado...
-
Fue el centauro a la roca para mirar el agua como un arbusto más sobre la tierra; el pálido reflejo no lo miró a los ojos. Una pequeña ag...
No hay comentarios:
Publicar un comentario