Yo tengo cuatro hermanos
a los que a veces miro
como si no supiera de donde vienen
y que razones tienen para decirme.
Existen desde antes que yo fuera
y alguno no sera cuando aún sea.
Pero en estos días conformamos
la vasta telaraña de la madre
que sobre América extendió sus hilos.
Morenos como un indio que ya se difumina,
igual de imprecisos se me hacen
cundo miro la tierra en que crecimos.
Que estirpe de horas lentas,
somos como lagunas campesinas
que crecen solo en tiempo de tormenta
y solas se evaporan desde lejos.
No es malo esta distancia de sabernos.
Quizá no fuimos hechos para vernos.
Somos indianos, estamos destinados
al viento derramado en la llanura.
martes, 16 de junio de 2015
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