sábado, 20 de junio de 2015

"Hemos decidido, 
por nuestra propia voluntad, 
combatir 
y no salvar la vida."

Constantino XI a Mehmed II. 
Caída de Constantinopla. 
Mayo de 1453.

Valiente capitán de la muralla,
el turco viene ya con su descarga.
No duran estos muros una noche,
afuera la canción está cantada.

Valiente emperador de las espadas,
todas las naves huyen al Poniente.
No dura vuestro imperio de esta noche.
Cantemos, que la gloria se carcome.

Escalan por el sur, vienen del este.
Arde la torre ya, ya se consume.
Solo tus manos pueden detenerlos.
Apenas ya eres rey, sin reino.

Vamos a la batalla, no te aterra 
su rugido bestial en la llanura.
Su Santidad que ruegue por nosotros,
por nuestro Dios que no tiene memoria.

A la divina sabiduría infinita levantamos
como estandarte de piedra preciosa
el arcón más grande de la tierra.
Decidle que abra su misericordia.

No huyan, no desplieguen la miseria.
Si arder es necesario ardamos.
Nunca mejor morir que en estas horas.

¡Vuelvan! ¡Necesito que sigan mi locura!
¡Me dieron su ciudad hace mil años!
¡Aún soy Constantino en la derrota!


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