Una vieja, muy vieja, abandona pasitos
parsimoniosa y tímida, como si fuese niña.
Pregunta a donde va,
tal vez hacia los hijos que volaron más lejos
que a lo que alcanzan esas manos manchadas.
El chófer se arregla para fingir que tiene
un pelo en la calvicie.
Aquella chica aun está enamorada.
Quizá no quiere irse, y por eso lo abraza.
Hay gente que se exhibe, descaradamente.
Y tal vez no debiera.
Hay gente que se va, detrás de mi, delante,
alrededor de mí se van a cualquier parte.
Somos sardinas frescas durmiendo
en pestíferos sillones de falso terciopelo.
Y a esta jaula grande que nos lleva la llaman colectivo.
Aunque no compartamos ni el destino.
miércoles, 16 de julio de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es un día de frío. Lo sé porque es el viento y el cariño del gato las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día del oto...
-
Demos gracias al poeta porque hace poemas, al panadero por que inaugura panes, al albañil que ha levantado huecos de una casa, al pescado...
-
Esta noche es azul, y es algo triste.. Está un poco apolillada en los faroles. Y hay restos de gatunas ausencias, de ecos apresurados en...
-
Espera, no te vayas aun. Hoy ha sido alguno de esos días perfectos. Espera, se paciente. Mirémonos un rato a los ojos. Escucha, te digo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario