Me arde la mirada. Tengo una hoguera
que ruge en mi cabeza.
Me duelen las esquinas, los codos, las rodillas.
Estoy indeciso de cual es el motivo
para seguir despierto.
La sombra me marea y el sol me desconcierta.
Ay, duele mi cabeza.
Estoy, sin concebirlo, tan cerca de la muerte.
Que ignorar el calor de mis orejas
es un alivio casi.
martes, 22 de julio de 2014
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