Mañana el invierno terminará en los árboles,
y luego poco a poco irá rindiendo cosas
y abandonando el aire.
Despegará su aliento de las calles,
devolverá los vientos
y se irá sin rencores
y sin mirar atrás
porque así de inexorable,
de pacífico y calmo,
de derrotado y mustio
atardeció en el fresno.
Mañana los árboles cantarán temblorosos,
saldrán las lagartijas,
los gatos decidirán secretos reunidos en la sombra,
y un poco de alegría florecerá de noche
como una carcajada que se oye de lejos.
Se siente en la premura con que transita el viento
el tiempo sucedido y los instantes nuevos.
El fresno y la ventana se arrebujan ansiosos
/se arrugan de deseo.
Mañana él abrirá sus puños innumerables
verdes y puntiagudos
como las cosas que parecen nuevas.
miércoles, 19 de agosto de 2020
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