martes, 11 de junio de 2019

Aunque ahora dicen que en aquellos tiempos
te habías ido lejos, que te subiste a un avión 
de aquellos que eran entonces y no tan livianos, 
no tan aéreos, no tan planos y presentes como estos, 
aviones del exilio, te llevaron 
sentada al lado de Benedetti ibas;  
y como él ocupó el asiento de la ventana 
no tuviste tiempo de mirar hacia abajo 
y como la bandera se inclinaba. 

Después de que te fueras amaneció el silencio 
constituido y nuevo se desplegó los dedos 
y cada uno ocupo una calle entera. 

Pero vos ya no estabas. Dicen 
que ese noche usurparon tu casa, 
abrieron tus cajones y apilaron tus libros en el patio 
para quemarlos porque hizo mucho frío, 
porque el cemento se encogió gimiendo 
como una oruga que escaló alfileres. 

Descendiste anónima y ligera 
por la escalera que te dejó en España, 
hablabas otro idioma en otra tierra. 
Fuiste buscando lugares escondidos, 
te llevaron a un bar de pobres exiliados en Cádiz. 

Aquellos fueron años de andar viajando mucho, 
cruzaste tantas veces el Atlántico. 
Hubo horas amargas y de raíces rudas. 

Cuando tocó volver quizá dudaste a donde.

Creció la costumbre de otras calles,
y de balcones y de flores ajenas
que aquel estar te dejaba asir propias.

Volviste entre las filas de ignorados
que volvía entre los rostros de la gente.


No hay comentarios:

Hoy no se que escribir, porque las cosas  están frías y muertas,  el silencio ha tomado los días de la semana.  Miro por la ventana  como el...