lunes, 16 de enero de 2017

Imagínate un día, cuando estemos muy viejos
y yo vaya a buscarte en los rincones esos
donde tanto te gusta confundirte en la sombra
y salgamos al patio, este, otro o cualquiera,
para mirar si afuera ha regresado otoño.

Imagínate un día que despierte temprano
afuera la llovizna que nos agrada tanto
salga junto a nosotros a recibir el día.
Esos días de otoño, sencillos y recónditos,
que dentro de tus manchas parecen dormitar
vendrán como de suerte a buscarnos un rato
con la luz que en las hojas de los árboles hay.

Imagínate un día que yo parezca menos alto,
que tu rostro parezca tanto menos joven,
salgamos al patio como si acaso afuera
buscáramos un sitio para estar en silencio.
Imagínate entonces que viejos que estaremos,
y esta amistad de a ratos que a veces recordamos
nos parezca un secreto de hongos enterrados.


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