miércoles, 10 de enero de 2024

Allá los buenos vecinos detienen a escobazos 
a un ladrón que hoy asomó el hocico 
con mal arte, con poca habilidad;
no se parece en nada al ladrón de los libros 
legendario, de sombra, que tocaba 
lo ajeno con su sombra de risa. 

Este mal infante tiene dedos muy debiles, 
el hambre, la soledad, la clase 
son sus males. No hay oficio 
pero hubo calor o frío en exceso. 
Crecen de mala forma los arbolitos. 

Ahora los vecinos quieren golpearlo 
con las buenas costumbres de la vida. 
Tienen puños cerrados, dientes rudos, 
pueden patear las lagrimas del robo 
por el inutil hueco del desague. 

¿Quién puede culparlos? Hay tantos 
ladrones y vecinos, escondidos 
en el vasto murmullo de la calle. 


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