sábado, 4 de enero de 2020

Los dioses ayudaron a que el mundo se armara
empujando las luces y las piedras,
descubrieron la risa del aceite,
como crecen las hojas y envejecen,
dieron forma al chillido del cachorro.
El gato es un bocado de lo extraño
que fue cultivo y tiempo entre los hombres.
Su aliento de criatura y sus ojos de piedra
son las cosas extrañas que uno encuentra
cuando sale a vagar por la espesura.
Allí, donde el cubil teje su sombra,
halló el primero un gato fresco
y lo llevó consigo.

Cuando tengas un gato
te quedarás mirando como la noche cubre
su ausencia y sus regresos.
Consentirás sus mínimos atisbos de bestia insatisfecha
y lograras que vibre dormido en tu regazo.

Tener un gato ayuda a entender lo felices
que Adán y Eva fueron dentro del Paraíso.


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