viernes, 19 de abril de 2019

Cuando nazca le pondrás un nombre,
dirigirás sus pasos,
le darás las cosas y las manos.
Será como si el hijo cumpliese cosas propias,
molestará su fiebre, completarás sus horas.

Después crecerá solo,
tomará espacios y estaturas.
Llegará hasta donde no llegarás.

¿Qué sitios ocupó dentro de ti?,
¿que ternuras se volvieron necesarias?
Los niños, cuando nacen, son como las semillas
que el sembrador tiraba sobre el mundo
y crecen desmedidos e inconstantes.

¿Aprenderá a asombrarse en las hormigas?,
¿tendrá tiempo de ver como rodean el tiempo de los hombres?
¿Qué traerá este niño que sea renovado y bueno?

Cuando nazca la urgencia será tan repentina
que el tiempo de las hojas del lapacho podrá olvidarse.
Podrá ese niño no saber que crecen también los árboles en la tierra seca.
Que una parte del humo y de los hongos quedan a su resguardo.

Quizá no necesite nombre, y solo las hormigas
alcancen sus rodillas para que se sonría.


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