martes, 1 de julio de 2014

Existe todavía
una asombrosa intención de inmortalidad
en las personas.

En el padre que mira
respirar y crecer
al cachorro que corre.
En la madre que llora
por la hija que encuentra
su manera de ser.

Aceptan el destino
fatal que nos aguarda,
tan cortante y seguro.
Pero aún sueñan con envejecer
interminablemente
sin apagarse nunca.


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